
e sabe que todos los genios chocaron muchas veces con el mismo obstáculo y Otazzo chocó con orgullo sobre toda vicisitud, animado por la única recompensa: "El progreso de su ser". Estrujando el corto tiempo de la vida; sólo le bastó actuar y esperar para sentirse hoy centellear en el inmenso firmamento astral encendiendo la poderosa llama con el alumbramiento de sus disparates.
Pretendemos presentarle la obra de un maestro de nuestros tiempos que luchó a brazo partido para evitar ser maltratado por la crítica interesada, muchas veces corrupta de quienes se creían tener en el dedo índice la gloria o el anatema, con el propósito de nacionalizar el arte, el amor y las flores.
ste espíritu indómito ha quedado plasmado en su pintura, su escultura, su filosofía y su poesía, fruto de la autoreclusión entre los muros de su abadía, saboreando soledades creativas, con una armonía interna entre lo natural y lo sobrenatural, con arpegios de silentes sinfonías, aislado de la adulación y la lisonjaque, reflejando su Universo espantosamente agresivo y libre. |


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